Sabiendo mi ser que no sentirá más tu presencia, no me resigno a hablarte aún sabiendo que de nada vale. Mi dolor no es lo que importa cuando sabe mi conciencia que no hay esperanza de un mañana sin complicaciones ni tristezas. Hacerte ver quisiera y que entendieras que amar no es menos que luchar por quien creemos será nuestro piso y nuestro cielo.
Los días son vacíos, pero lo peor sin la esperanza que día a día mantenía mi vida llena de alegría. La alegría que se desvaneció en un instante, en el que pareció no tener significado todo lo que se ha dado, y entre trifurcas y contratos se desaparece lo más sencillo de un mundo ingrato. Mi corazón te sigue amando entendiendo que ya no deseas ser amado, por eso me voy sin dejar rastro para no recordar nuestras almas unidas y revueltas en el regazo.
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