El pasado no está para sufrir, si no para saber lo que fuimos en algún
tiempo atrás. El pasado no está para pensar en las cosas que nos salieron mal,
si no para saber qué cosas son las que tendríamos que mejorar. El pasado solo
está para tener una identidad, saber quiénes fuimos y qué cosas hicimos. Saber
en que podemos mejorar y qué es lo que no tendríamos que repetir en nuestro
presente y futuro. La vida está para disfrutarla, al enfocarnos solo en el pasado
nos estamos olvidando de vivir nuestro presente. A veces nos instalamos en el
pasado y sentimos que todo está perdido, que ya nada tiene salida, que no hay
futuro. En esos momentos lo único que hacemos es pensar en nuestro pasado, en
las cosas que salieron mal y los lindos momentos que vivimos. Tratamos de
entender por qué las cosas terminaron así y si hay alguna solución para poder
escapar de esa tormenta que estás viviendo. Pero lo que uno no se da cuenta en
ese momento porque lo único que piensa son todas esas cosas, es que todo es
cuestión de tiempo, que las cosas van a cambiar y todo va a ser distinto.
Porque todo pasa, hasta las peores cosas después de un tiempo, no importa si es
largo o corto, siempre pasan. Uno se cree encerrado en un lugar oscuro sin
salida, sin esperanzas hasta que de repente sale el sol y ahí es cuando
uno recapacita y se da cuenta de que las cosas siempre se solucionan, no
importa el tiempo que lleven para cambiar o si terminan siendo otra cosa
totalmente distinta, en fin siempre cambian. Uno se da cuenta que no fue para
tanto, que son cosas que pasan en el momento, que uno se hace muy cerrado y que
siempre hay esperanzas, eso es lo último que se pierde. Solo hay que saber ver
a través de la oscuridad.
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