sábado, 22 de septiembre de 2012



El pasado no está para sufrir, si no para saber lo que fuimos en algún tiempo atrás. El pasado no está para pensar en las cosas que nos salieron mal, si no para saber qué cosas son las que tendríamos que mejorar. El pasado solo está para tener una identidad, saber quiénes fuimos y qué cosas hicimos. Saber en que podemos mejorar y qué es lo que no tendríamos que repetir en nuestro presente y futuro. La vida está para disfrutarla, al enfocarnos solo en el pasado nos estamos olvidando de vivir nuestro presente. A veces nos instalamos en el pasado y sentimos que todo está perdido, que ya nada tiene salida, que no hay futuro. En esos momentos lo único que hacemos es pensar en nuestro pasado, en las cosas que salieron mal y los lindos momentos que vivimos. Tratamos de entender por qué las cosas terminaron así y si hay alguna solución para poder escapar de esa tormenta que estás viviendo. Pero lo que uno no se da cuenta en ese momento porque lo único que piensa son todas esas cosas, es que todo es cuestión de tiempo, que las cosas van a cambiar y todo va a ser distinto. Porque todo pasa, hasta las peores cosas después de un tiempo, no importa si es largo o corto, siempre pasan. Uno se cree encerrado en un lugar oscuro sin salida, sin esperanzas hasta que de repente sale el sol y ahí es cuando uno recapacita y se da cuenta de que las cosas siempre se solucionan, no importa el tiempo que lleven para cambiar o si terminan siendo otra cosa totalmente distinta, en fin siempre cambian. Uno se da cuenta que no fue para tanto, que son cosas que pasan en el momento, que uno se hace muy cerrado y que siempre hay esperanzas, eso es lo último que se pierde. Solo hay que saber ver a través de la oscuridad.

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